
Pueblos Mágicos
Te sentirás como en casa
Magia, historia y cultura en cada calle.
Cholula
Atlixco
Huachinango
Acompañado por el Cerro de Zempoala, este Pueblo Mágico fue en tiempos prehispánicos tributario de Texcoco hasta la caída de Tenochtitlan. Está lleno de azaleas y si se camina por la Plaza de la Constitución huele a cacahuate tostado, ese que venden las mujeres de largas nahuas y blusas bordadas. Ríos y cascadas lo circundan, también presas donde todo cabe: mucha calma, árboles y nubes en el agua reflejadas.
Cuetzalan
La montaña regala a Cuetzalan un pueblo de calles empedradas donde callejonear resulta gratificante. Al hacerlo, verás los pájaros volar sobre las palmeras, exhalarás aromas a café, convivirás con aquellos que confeccionan textiles de algodón. Caminarás junto a las mujeres nahuas al ritmo de su falda, si las acompañas, llegarás al mercado donde flores, frutos, canastos y rebozos son el alma del lugar. Al caer la tarde, seguro percibirás el olor a lluvia próxima; a lo lejos, los helechos arborescentes, las cuevas y los ríos esperan para una nueva aventura.
Pahuatlán
Solo atravesando valles y barrancas se llega hasta este Pueblo Mágico en medio de la sierra poblana. Pahuas y cafetos crecen por todas partes, hay bosques de niebla, también magia. Porque aquí persisten numerosas tradiciones prehispánicas: se cree en el poder de los brujos para conjurar males, se ofrenda el papel amate que en San Pablito se produce, y aún se ejecuta el ritual de los Voladores, ese que Pahuatlán heredó del antiguo Totonacapan.

Tétela de Ocampo
Vigilada por los cerros Zotolo y Zoyayo, Tetela se levanta cada día con la vista puesta en el pasado. Mira hacia atrás, cuando su nombre era Tetela de Oro y no de Ocampo, y sus días estaban marcados por el ritmo de la minería y los talleres de hierro forjado. Luego vendría el siglo XIX, y las inquietudes liberales del pueblo lo harían participar en numerosas batallas contra los conservadores de la época. Llegaría también el año de 1862, para que la incendiaria Tetela recordara siempre su participación en la Batalla del Cinco de Mayo, especialmente cuando le llaman la Tres veces heroica Tetela de Ocampo.